Hay un salón en Margaret B. Henderson Elementary School que se destaca en el distrito, pues con el fin de hacer el aprendizaje más entretenido para sus estudiantes, el maestro de prekínder Ángel Cano decidió transformar su salón en un mundo maravilloso inspirado por Super Mario Bros.
De extremo a extremo, cada centímetro del salón es un homenaje al popular videojuego de Nintendo. Cubiertas con cartulina color rojo y azul, la puerta y la pared contigua al salón están decoradas con imágenes de Mario y Yoshi, un tubo de luz multicolor que sale del puño de Yoshi, una bombilla con la forma de Mario sobre una nube sonriente, una estrellita y otros personajes más del videojuego. Unas letras grandes y coloridas que dicen “Mr. Cano” y “Level PK4” cuelgan también fuera del salón.El interior también está decorado: paredes verdes, amarillas y rojas, estrellas colgadas del techo, unas pequeñas estatuas en el alféizar, una gran alfombra arcoíris, y la principal atracción: un gran juguete de peluche de Luigi.
A Cano le nació la idea luego de ver videos de maestros que decoraron sus aulas con temática de Disney o Pixar. Como Mario no es necesariamente la primera opción que se le ocurre a la gente, Cano consideró que llamaría la atención de los niños de muchas maneras.
“Tomo el peluche y lo llevo a la biblioteca, y les digo a los estudiantes que escojan un libro para leérselo a Luigi”, dijo.
Cuando los estudiantes se paran frente al gran peluche, cada uno con un libro en la mano, la lectura se vuelve una experiencia emocionante e interactiva, dijo Cano. Ha relacionado otras lecciones con Mario también.
“Cuando relaciono una lección, como algo de matemáticas, con algo familiar, como Mario, se emocionan un poco más. Sube mucho la interacción”, dijo.
Esta transformación no se logró sin sus desafíos, dijo Cano. Convertir un viejo salón en un brillante mundo de videojuego antes de empezar las clases en el otoño le exigió paciencia.
“Tuve que pintar cada pared cuatro veces para que lucieran bien. La vieja pintura no absorbía la nueva capa, lo que fue muy estresante porque se me acababa el tiempo y tenía que terminar”, dijo.
Sus esfuerzos han dado frutos, dijo Cano, comentando que sus estudiantes se sienten seguros, tomados en cuenta y celebrados en un espacio en que Mario no es más que una herramienta de enseñanza para inculcarles un gusto por el aprendizaje desde el primer día.
“Me encanta porque los veo crecer a lo largo del año, y sobre todo en prekínder, uno es quien les da las bases de su aprendizaje y les enseña qué es la escuela”, dijo.
Sus esfuerzos incluso han inspirado a sus colegas, quienes hoy consideran hacer una transformación creativa en sus propios salones.
“Algunos maestros de hecho me han preguntado qué hice y cómo fue el proceso. Creo que están considerando pintar sus propias paredes el próximo año”, dijo.
Cano se ilusiona por poder seguir brindando alegría e innovación a la educación con la esperanza de que su legado refleje su compromiso.
“Quiero que mi legado muestre que supe aportar innovación y nuevas ideas a la profesión. Uno debe cambiar y adaptarse, ser creativo y cambiar la forma en que manejamos los salones”, dijo.
