Los equipos de espíritu escolar están aprovechando de prácticas este verano como parte del programa Summer Breeze.
Este campamento para estudiantes de preparatoria dura cuatro días y se destina a miembros de los “drill teams” y “color guards” del distrito. Los alumnos aprenden sobre el trabajo en equipo, el liderazgo y la técnica de sus respectivas actividades.
Los participantes pasarán de sesión en sesión sobre coreografía y habilidades básicas, incluyendo el uso del bastón, la bandera y el sable, mientras desarrollen también su seguridad en sí mismos y aprendan uno de otro.
Este es el segundo año que Sarahy E. participa en el equipo. Como estudiante de Sunset High School, Sarahy quiso ser parte del “color guard” luego de ver al grupo durante sus presentaciones en los partidos de fútbol americano. Dijo que la cautivaron su energía y su sentido de unión.
“Parecía una hermandad”, dijo Sarahy. “Lo que tiene el ‘drill team’ es que hay más presión, y el ambiente es diferente, especialmente por las técnicas que usamos. Estoy acostumbrada a estar tiesa, pero en ‘color guard’, soy más flexible. Tengo que tener más soltura y más actitud”.
En el campamento, Sarahy está practicando lanzar la bandera y anima a los demás conforme pulen su técnica. La experiencia también la ha llevado a crecer más allá de la cancha.
“Solía encerrarme, pero he crecido mucho y he aprendido a seguir adelante sin importar lo que venga”, dijo. “Cuando no veía mejoras en mí misma, seguía esforzándome. Sabía que no podía crecer si no le echaba ganas”.
Maytté R., estudiante y teniente del “color guard” de Thomas Jefferson High School, asistirá por primera vez al programa. Cuando se unió al equipo en noveno grado como bailarina, era nerviosa, pero hoy lidera a los demás con orgullo, y suele simplificar las rutinas por pasos para ayudar a sus compañeros.
“Estoy aprendiendo a ser más confiada y más abierta”, dijo Maytté. “No solo me ha ayudado en el campo, sino también en la escuela y en casa”.
Aunque cambiar de baile a “color guard” fue retador, Maytté aprovechó las similitudes. “Uno puede expresarse también con una bandera. Es como el baile, pero con más movimiento y trabajo en equipo. Uno tiene que saber cómo es el campo, cómo estar al mismo paso con los demás y cómo hablar fuerte cuando hay que contar”.
Ambas estudiantes esperan llevar lo aprendido en el campamento de vuelta a sus escuelas —no solo las habilidades técnicas, sino también el liderazgo, la motivación y el sentido de comunidad que define la experiencia en “color guard”.
“Uno puede ser quien es en ‘color guard’”, dijo Maytté. “Es un espacio donde nadie te juzga, y tu equipo se vuelve tu familia”.