Pleasant Grove es mi comunidad

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Soy una madre trabajadora con dos hijos: uno en la primaria y el otro ya un adulto. Ya crie a mi hijo mayor, y estoy criando al menor en el sureste de Dallas, en la comunidad llamada Pleasant Grove. Este rincón de Dallas —mi rincón en este mundo— lo siento como mi hogar. Mi hijo asiste a Henry B. González Personalized Learning Academy, la escuela de nuestro vecindario. Yo también soy parte del personal de Dallas ISD, y vivo, compro, ceno y soy voluntaria en mi comunidad porque me esfuerzo por apoyarla.

Como miembro del personal del distrito, creo en la educación pública. Desde un principio decidí que mis hijos asistirían a escuelas públicas y que trabajaríamos en familia para encontrar un sentido de comunidad en nuestras escuelas. Mi padre fue maestro en una escuela pública y siempre me enseñó el valor de la educación pública. No crecí en Dallas, pero he vivido aquí más tiempo que en ningún otro lugar. Estoy orgullosa de vivir en el sureste de Dallas, el hogar de muchas familias trabajadoras cuyos hijos asisten a escuelas públicas de la comunidad, las cuales son unas joyas en nuestra comunidad.

Puede que oigan hablar mucho de Pleasant Grove; no siempre son maravillas, pero eso no nos define. Puedo asegurarles que es mucha la gente que hace de Pleasant Grove un lugar verdaderamente placentero. Esta es mi parte favorita de la ciudad. Tenemos el bosque Trinity y un parque público de caballos prácticamente saliendo de mi casa. En Lake June, frente a la Pleasant Grove Branch Library, tenemos la galería de murales al aire libre más grande del país. Hay muchos tesoros ocultos en nuestra comunidad que debemos celebrar, y nuestras escuelas no son la excepción.

En los últimos años he visto que existe una sensación de conexión y sinergia. Es un momento emocionante en nuestras escuelas y en nuestra comunidad. Líderes y voluntarios, personas comunes, trabajan en conjunto para abogar por esta área que históricamente ha sido desatendida en lo económico. He visto mucha de esta buena energía en las escuelas, ya que hay asociaciones activas de padres y maestros y diferentes opciones de enriquecimiento educativo y extracurricular para los estudiantes. Con tantas nuevas oportunidades disponibles en las escuelas de nuestros vecindarios, veo que cada vez más miembros de la comunidad envían a sus hijos a las escuelas de sus propios vecindarios.

Desde el momento que salgo por la puerta, veo una comunidad que trabaja en unión. Todas las mañanas veo a los padres caminar con sus hijos a la escuela, y los saludan los voluntarios, maestros o miembros de la comunidad que trabajan como guardias del cruce peatonal. Se siente la empatía, la unión y una comunidad atenta.

Me hace sentir bien saber que mi hijo asiste a una escuela de Dallas ISD, donde siente que lo apoyan, lo tienen en cuenta, lo escuchan y donde el personal trabaja con él y con otros estudiantes para ayudarles a ser los mejores estudiantes que puedan ser. Como madre, realmente siento que el distrito está desempeñando un papel importante en la crianza de un futuro líder feliz y saludable, sea su papel en el mundo grande o pequeño. Me hacen sentir que mi hijo es importante, como todos los niños. Le encanta el arte y el coro y es un entusiasta de la lectura al que le encantan también los números. Expresa sus sentimientos y dice cosas como: “Mamá, eso me hace feliz” o “Mamá, eso me frustra”, y me explica por qué. Su escuela está colaborando conmigo para criar a un niño no sólo listo y activo, sino también emocionalmente inteligente.

Una amiga, propietaria de un pequeño negocio en la comunidad quien creció en México, dice que el idioma de su corazón es el español. Me contaba su sueño de que su hijo fuera el primero de su familia en ir a la universidad. Asistió a las escuelas de nuestra comunidad, y cuando llegó el momento de ir a preparatoria, escogieron W. W. Samuell High School por el programa de early college. Mi amiga se atrevía a tener un sueño tan grande como el de que su hijo se graduara con su grado asociado y asistiera a la universidad. Ese sueño se hizo realidad. Su hijo se graduó con un título de dos años y actualmente asiste a una universidad local. Ella me dijo hace poco que los años de sacrificio, sudor y lágrimas habían valido la pena.

De esto está hecha mi comunidad: familias trabajadoras que quieren lo mejor para sus hijos, y lo han encontrado en las escuelas de Dallas ISD, donde hay algo para cada alumno. Mi comunidad está cambiando la percepción que solía tener Pleasant Grove. Estos líderes —sean administradores, maestros, trabajadores de cafetería, conserjes, estudiantes— están haciendo historia y cambiando el futuro.

Al ver las cosas desde el punto de vista de un padre, en González Personalized Learning Academy, encontré exactamente lo que siempre quise para mi hijo. Estoy agradecida de haberlo encontrado a un par de cuadras de mi casa. No sólo veo esto en la escuela de mi hijo, sino en todas las escuelas de mi comunidad. Me alegra ver los nombres de personas que han hecho historia, como Sylvia Méndez y Henry B. González, en las escuelas de nuestro vecindario, donde hoy están creciendo quienes en el futuro harán historia. Cuando mi hijo dice que es un senador (la mascota de la escuela), pienso que quizá algún día lo será en el Congreso de los Estados Unidos. Lleguen o no los niños que crecen en las escuelas de nuestra comunidad a ser senadores, son ellos quienes nos llevarán al futuro y están aprendiendo a hacerlo en sus comunidades.

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