Miguel R. pronto dejará un legado que Dallas ISD jamás olvidará.
El estudiante de W.H. Adamson High School cruzará el escenario de graduación en poco tiempo, y conforme empieza el nuevo capítulo de su vida, deja atrás a instructores que se han vuelto sus mentores y a compañeros que crecieron gracias a su dirección.
Miguel es coronel en el programa de JROTC de Dallas ISD, el rango más alto del distrito y un logro difícil de alcanzar. Para ser nombrado coronel, los estudiantes deben pasar por entrenamientos y exámenes rigurosos.
“Hice una entrevista en panel con las cuatro personas de rango superior en el distrito. Nos preguntaron sobre el ejército y acontecimientos actuales”, dijo Miguel. “Fue difícil, pero mi instructor mencionó que era más difícil que lo que hacen los adultos, así que me dio mucha confianza en mí mismo”.
En grado 11, los instructores de Miguel le mencionaron los exámenes para el rango de coronel.
“Me dijeron que querían que lo intentara y que no aceptarían un ‘no’ por respuesta”, dijo.
Como coronel, una parte de sus deberes es asistir a eventos del distrito, como los campamentos de verano.
“Yo soy el que sienta el precedente y les enseña a los demás qué hacer”, dijo.
En Adamson, Miguel es miembro del liderazgo superior de JROTC, un grupo de cadetes élite elegidos por los instructores y encargados de dirigir y administrar el programa. Los instructores posicionan al liderazgo superior como para que sean mentores y ejemplos a seguir no solo para los demás cadetes, sino para todos los estudiantes de la escuela.
Estas oportunidades son solo una parte de lo que inspiró a Miguel a unirse a JROTC en noveno grado.
Hacerlo le otorgó la posibilidad de pulir sus dotes naturales de líder y ganar experiencia.
Pero su motivación por unirse al programa va más allá.
“Mi padre estuvo en el JROTC de Woodrow Wilson High School. Le gustó mucho su experiencia, así que me dijo que si tenía la oportunidad de unirme, que lo hiciera”, dijo Miguel.
Desde entonces, Miguel dice que ha crecido como persona y agradece al programa por haberlo preparado para la próxima etapa de la vida: estudiar Negocios en la Universidad del Norte de Texas.
“Me he vuelto mucho más productivo y dispuesto a ayudar a los demás, lo cual es mi principal meta en la vida: ayudar a los demás”, dijo. “En noveno grado, era muy cerrado, pero los instructores me ayudaron a ser más abierto. Y así seguí”.
Esa orientación y motivación inspiraron a Miguel a probar quedar en los rangos superiores, lo que le dio oportunidades de conocer a personas con las que nunca creyó estar en el mismo lugar, dijo.
Miguel dijo que otras oportunidades en Adamson, como P-TECH, el Programa de Éxito Académico y sus consejeros que lo ayudaron con las solicitudes de admisión universitaria y becas, tuvieron un papel en su preparación para ir a UNT.
Empezó P-TECH en grado 11, tomando cursos a través de Dallas College en el campus de El Centro, y ahora dice que es su recuerdo favorito de la preparatoria.
“Es divertido estar ahí porque tengo más libertad y es un ambiente muy diferente”, dijo.
Ahora, conforme se prepara para graduarse en mayo, piensa llevar su nueva confianza, dotes de liderazgo y habilidades interpersonales a UNT.
“Ansío conocer a todos los demás”, dijo. “Al ir a la secundaria y preparatoria aquí, uno conoce a personas de la ciudad. Pero ir a la universidad con más personas, uno conoce a personas de todo el país y el estado. Uno adquiere una nueva perspectiva de la vida”.
En cuanto Miguel empieza una nueva etapa, deja atrás un legado de lecciones, consejos y pasiones, un legado que empezó con su padre en Woodrow Wilson y se fortaleció durante sus años en Adamson, listo para hacer un impacto duradero.