Cuando Dallas ISD anunció que se habían adquirido 17 autobuses escolares eléctricos, Ansley Carlos, conductora de autobús para las dos escuelas Solar Preparatory, nunca se imaginó que estaría al volante de uno de ellos.
De hecho, de haberle preguntado si estaría dispuesta a hacerlo, se hubiera negado.
“Pensaba que no lo entendería”, dijo. “No quería nada que ver con eso”.
El distrito, no obstante, tenía otros planes.
Este enero, Carlos recibió capacitación en la operación segura de autobuses eléctricos, incluyendo sesiones de manejo y protocolos para cargar el vehículo.
“Nuestro equipo completó talleres rigurosos del proveedor para aprender todo lo necesario para manejar un autobús eléctrico, y además, para cargarlo”, dijo Jazmin Harrison, directora ejecutiva de Servicios Transporte Estudiantil.
Carlos completó exitosamente la capacitación y rápidamente se convirtió en uno de los “individuos más versados en vehículos eléctricos”, según Albert Brown, director de Servicios de Transporte Estudiantil.
Además de su diseño ecológico, el cual incluye la reducción de contaminación acústica y la operación sin emisiones, los nuevos autobuses ofrecen un viaje más suave. En particular, Carlos nota que no necesita aplicar mucha presión a los frenos antes de detener el bus por completo.
“Uno no tiene que pisar tan fuerte como en un autobús de diésel”, dijo.
Carlos es una de aproximadamente 30 empleados, incluyendo conductores suplentes, que están capacitados para operar los buses eléctricos. La primera fase de esta iniciativa se centra en los conductores que ya tienen las rutas más cortas.
“Fuimos estratégicos al identificar las rutas con menos millas transcurridas al día”, dijo Harrison. “Tuvimos que priorizar la seguridad y considerar el clima en Dallas”.
El propósito es llevar la cuenta del consumo de energía y la autonomía del vehículo. Los autobuses recolectan datos para, en cierto modo, “aprender” cuánta energía se requiere para completar un viaje, dijo Brown. Según los resultados, el distrito contemplará la posibilidad de ampliar su uso para cumplir con otras necesidades de transporte.
Los autobuses escolares ya están siendo usados para llevar a los estudiantes a excursiones.
Si bien Carlos está contenta con su experiencia tras el volante, señala que un aspecto algo engorroso es asegurarse de que la batería no se agote. Con una autonomía de aproximadamente 200 millas, olvidar recargar el autobús podría dejar a los conductores sin cómo movilizarse y, además, interrumpir el servicio. Asimismo, acelerar de manera excesiva agota deprisa la batería.
Pero Carlos reconoce también que hay una ventaja importante al conducir estos autobuses: el motor silencioso le permite prestarles mayor atención a los estudiantes.
“Si alguno tiene un problema, lo sabré”, dijo.
Por el momento, no prevé que le dejen de gustar los autobuses eléctricos.
“Ya no quiero regresar a los de diésel”, dijo. “Esta mañana tuve que manejar uno de diésel porque el eléctrico lo tengo en el taller, y hasta me confundí. Buscaba y buscaba los botones”.
Los autobuses eléctricos se almacenan actualmente en el Lawnview Service Center. El distrito planea instalar cargadores en más centros de servicios en los próximos años.