Para Kerrie Pegues y su hija Ariel, verse en la escuela es cosa de cada día.
“El otro día, caminando por el pasillo, alcé la vista y la vi en su clase de química”, dijo Pegues. “Nunca pensé que estaríamos aquí juntas, pero es genial”.
“Ha sido muy bonito poder pasar tiempo con ella fuera de casa”, dijo.
Las dos son parte de Moisés E. Molina High School, donde crean un legado para las futuras generaciones.
Pegues es técnica de voleibol y atletismo, maestra de inglés y auspiciadora de estudiantes de último año. Ariel participa en varios deportes, incluyendo voleibol, fútbol, atletismo y básquetbol. También está en el equipo de debate, fungió de presidenta de su generación y fue parte de la corte de “homecoming”.
Ariel eligió asistir a Molina para estar con su madre, pese a que viven en un área perteneciente a otro distrito. Donde viven, el noveno grado es secundaria, pero Ariel quería la experiencia tradicional de preparatoria y la oportunidad de ampliar su conocimiento y superar nuevos desafíos.
Cuando Ariel, quien ahora cursa grado 10, habló con su madre de que quería ir a Molina, Pegues le preguntó si estaba segura.
“Le dije que soy su mamá y que estaría con ella en la escuela todo el tiempo”, dijo. “Pero todo salió bien. Le va muy bien”.
Originaria de California, Pegues se mudó a Texas luego de recibirse de la University of Southern California para estar cerca de su madre. Luego de pasar un tiempo en Houston, se trasladó a Dallas, donde empezó a trabajar como maestra.
“Siempre quise ser maestra. Quería ser un ejemplo para los niños —un ejemplo o un adulto al que admiran que quizás no tengan en otro lugar”, dijo.
Luego de certificarse como docente en Texas, Pegues envió su currículum a Dallas ISD.
Acababa de aceptar un ascenso en un trabajo diferente cuando recibió una llamada de un reclutador del distrito que le pidió ir a entrevistarse en Molina. El año escolar ya había comenzado, así que dijo que no sabía si era la oportunidad correcta. De todos modos, se entrevistó y le ofrecieron el puesto.
Dijo una plegaria para pedir un consejo sobre qué hacer. Unos meses después, encendió la televisión y la palabra “teach”, o “enseñar” en inglés, apareció en la pantalla.
“Se me enchinó la piel, y dije que debía ser una señal”, dijo Pegues.
Aceptó el puesto en Molina, lo que la devolvió a su pasión.
Ahora con 12 años como docente, dijo que lo más gratificante de ser maestra en Molina son los vínculos que forma con los estudiantes.
“No todos tienen adultos con los que se pueden identificar. Yo trato de ser esa persona para ellos aquí en Molina”, dijo. “Creo que es muy importante que los jóvenes sepan que tienen un lugar seguro porque uno nunca sabe por lo que están pasando”.
Su dedicación a Molina ha creado un legado duradero en la comunidad de la escuela.
“Es dejar una huella positiva en donde uno ha estado”, dijo Pegues.
Lidera con el ejemplo, y abre el camino para que Ariel establezca su propio legado en Molina.
Ya sea jugando voleibol o fútbol, o representando a Molina en el equipo de debate, espera ser una influencia positiva para sus compañeros.
“Quiero ser un ejemplo para las generaciones más jóvenes, e inspirarlos a que sigan esforzándose y que nunca se rindan”, dijo.
Su consejo para participar en actividades escolares es simplemente hacerlo.
“Si no quedas en el equipo, no pasa nada. Puedes volverlo a intentar el próximo año, o probar algo más”, dijo. “No te tienes que preocupar. Si no encajas en un lugar, puedes irte a otro”.
Las dos dicen que la gente de Molina juega un rol importante en su legado.
“Se siente como un hogar”, dijo Ariel. “Se siente como una familia”.