Mientras las familias alistan a sus hijos para la escuela, Miller Wilson y cientos de conserjes de Dallas ISD alistan las escuelas e instalaciones para recibir a los estudiantes, al personal y a la comunidad.
Wilson, quien está al inicio de su tercer año con el distrito en Mockingbird Elementary School, llega a la escuela normalmente a las 6:30 a.m. De ser necesario, llega incluso a las 5 a.m.
Aunque para algunos ese horario sería difícil, no presenta problemas para Wilson ya que todos los días son una nueva oportunidad no solo de hacer el trabajo que le gusta, sino también de ver a las personas que considera su familia extendida. También ve a su nieto, quien estudia en la escuela.
“Aquí todos me hacen sonreír”, dijo Wilson. “Los niños, mis compañeros, la comunidad —me encanta hacerlos felices. Si todos están felices, yo también lo estoy”.
Lo primero que hace Wilson al llegar es encender las luces del plantel. Pasa por la oficina principal para sacar la basura, y rocía y le pasa una toallita a todo para evitar que se propague alguna enfermedad. Limpia las oficinas de enfrente, los baños, pasa la aspiradora en el auditorio y ve que estén limpios el gimnasio y la biblioteca. El cuarto de la impresora y la enfermería son lo último de su rutina mañanera. Todo esto lo termina para las 7:20 a.m. cuando llega el personal, antes de que los estudiantes ingresan al plantel.
Wilson carga un radio para que el personal pueda comunicarse fácilmente con él por si necesita ocuparse de algo como problemas de mantenimiento o derrames de líquidos. A eso de la 1:30 p.m., Wilson toma almuerzo. Después de acabar el día escolar, trabaja en diferentes secciones, tales como los baños o las aulas del segundo piso. De la madrugada a la tarde, Wilson está de pie y dice que es el mejor trabajo que ha tenido.
Aun cuando otros miembros del personal estaban de vacaciones durante el verano, Wilson estaba trabajando para preparar el plantel y los salones modulares para recibir a los estudiantes y maestros que los usarían en clases de verano. Decapó los pisos, los enceró y vio que las instalaciones estuvieran listas para mantener sanos a todos.
“Trato a los demás con amabilidad y respeto, y me tratan igual en mi escuela y comunidad”, dijo.
Wilson es el conserje principal de la escuela, pero trabaja con un compañero más, junto al cual ha recibido una alta calificación del Departamento de Conserjes cada vez que su labor es evaluada. Aunque son un equipo pequeño, son fuertes, dijo Wilson, y se enorgullecen de su esfuerzo por ayudar a la escuela.
Wilson dijo que lo que más disfruta de su trabajo es la camaradería y la relación que tiene con miembros del PTA, con el personal de la oficina, con los maestros y con los estudiantes. Dice sentirse valorado por todos.
Todos se saben su nombre. Los estudiantes en Mockingbird que son sordos y se comunican en lengua de señas le dieron su propia seña, cosa que a Wilson le parece encantador. Wilson dijo que es una seña que se refiere a las trenzas que tiene en el cabello.
Lo único de lo que se arrepiente es no haber encontrado este trabajo antes.
“Ojalá hubiera comenzado hace 15 años”, dijo Wilson.
Trabajar en la educación pública es algo que Wilson descubrió por casualidad. Había trabajado en una fábrica pero debió dejar ese puesto para ayudar a su hija enferma, quien falleció. Le preguntó a un amigo si estaban contratando en el distrito, y mandó la solicitud. Fue una de las mejores decisiones de su vida, dijo Wilson.
“Trabajar en el distrito y en Mockingbird me ha servido muy bien”, dijo. “La confianza, la conexión, las relaciones que he forjado. Mi vínculo con la comunidad de la escuela es más de lo que pude pedir”.