Cuando Carlos B. se apuntó en clases de italiano con Alessio Giudice, maestro de lengua italiana en Skyline High School, sus ojos se abrieron al mundo.
“Gracias a [Giudice], y al programa de lenguas mundiales de mi escuela, descubrí una pasión que no sabía que tenía”, dijo Carlos.
Durante el verano, Carlos tuvo la oportunidad de profundizar en su nueva pasión. Junto con un compañero de italiano, Iván R., pasó un mes en Roma como parte de un programa de estudio en el extranjero.
“Siempre me interesó viajar por el mundo, así que cuando la oportunidad surgió, me sentí muy feliz”, dijo. “Decidí ir a Roma porque siempre me ha interesado la cultura e historia de ese sitio. Poder ir, y no como turista, fue verdaderamente una gran oportunidad”.
Los estudiantes se sumergieron en el idioma italiano, en las costumbres y en la cultura de forma que no hubieran podido hacer de otra manera. Durante ese mes, tomaron clases con temas como familias acogedoras, arte italiano, espectáculos, películas, canciones y vecindarios romanos famosos.
También completaron proyectos semanales, visitaron sitios históricos como el Coliseo y la Fontana de Trevi y tomaron clases de italiano. Al final de cada día, los estudiantes salían a la ciudad a conversar en italiano con hablantes nativos.
“Tuvimos conversaciones en que hacíamos una pregunta, como por ejemplo, ‘¿cuál es su restaurante favorito o plato favorito aquí en Roma?’, y hacerles esas preguntas a los locales en italiano nos ayudó a practicar”, dijo Carlos.
Al final del mes, los alumnos tomaron un examen de dominio lingüístico para evaluar cuánto mejoró su italiano viviendo en Roma.
Vivir en Roma como otro local más fue lo mejor del tiempo que pasó en Italia, dijo Carlos.
“Lo más gratificante del programa fue vivir en otro país como local y la inmersión cultural que hicimos mientras estábamos ahí. Estábamos viviendo esencialmente como locales, no solo como turistas”, dijo. “Esta experiencia me hizo querer volver a Italia a estudiar porque es un país hermoso”.
De vuelta en Dallas, Carlos dijo que está agradecido por la comunidad que formó en Roma. Y que, a pesar de la diferencia de horario, el grupo sigue haciendo un esfuerzo por mantenerse en contacto y apoyarse uno a otro.
“Lo que más me gustó del viaje fueron las personas que conocí. Roma es increíble por sí sola, pero compartir la experiencia con los demás fue muy bueno”, dijo. “La familia que me recibió, mis compañeros e incluso los maestros del programa hicieron que mi experiencia fuera mucho mejor. Me alegro de poder hablar con ellos, aunque algunos estén del otro lado del país y otros, en otro continente. Me alegra que los conocí y los considero mis amigos”.
Su consejo para aquellos que quieren estudiar en el extranjero es aprovechar la oportunidad.
“Vayas donde vayas y hagas lo que hagas, siempre habrá un poco de miedo. Pero, si no aprovechas las oportunidades que se te presentan, podrías perderte de algo bonito e increíble que siempre recordarás”, dijo. “Cuando llegué a Italia, quería irme a casa, pero ahora que el programa se terminó y estoy en casa, no me puedo esperar hasta volver a Roma. Las experiencias como esta se presentan una sola vez en la vida, así que aprovéchenla y disfrútenla lo más que puedan”.