Uno de los aspectos de la cultura coreana que William Song, maestro de lengua coreana en Irma Lerma Rangel Young Women’s Leadership School, aprecia es el concepto de ‘정’ (pronunciado similar a “chong”). De acuerdo con Song, es una idea con muchos matices que no tiene traducción directa, pero que tiene significado para él como maestro.
“Piense en la relación entre el principito y el zorro en ‘El principito’ de Antoine de Saint-Exupéry. Eso es muy parecido al ‘정’”, dijo Song. “Es formar vínculos, lazos estrechos y afecto con otros a lo largo del tiempo, y considero muy importante concentrarse en fomentar ese tipo de relación sólida, lo cual es algo que me esfuerzo por hacer en el distrito”.
Song, quien ha trabajado en el distrito por tres años, creció en Corea del Sur antes de que su familia emigrara a Canadá cuando tenía 16 años. En Rangel, Song ha establecido grandes lazos con sus estudiantes y está dejando su huella.
¿Qué lo atrajo a la educación?
En un principio pensaba perseguir una carrera en el campo científico, pero durante mi último año de universidad, me di cuenta de que era demasiado teórico y que carecía de practicidad, lo cual no resonaba conmigo. Esto me llevó a explorar la docencia, una profesión que encontré increíblemente gratificante. Además, mi madre, quien fue maestra de preparatoria en Corea del Sur, jugó un rol significativo en que yo me animara a perseguir una carrera en la educación.
¿Cuáles son los logros que más orgullo le dan?
Como maestro de preparatoria de lengua coreana, me da una gran satisfacción ver a mis estudiantes dominar el idioma, sobresalir en proyectos académicos y volverse más confiados al hablarlo. Asimismo, me enorgullezco de que fomento un entorno de apoyo e inclusión en mi salón, donde todas las estudiantes se sienten valoradas y motivadas para alcanzar su potencial académico.
¿Qué lo ayuda a perseverar en momentos difíciles?
En los momentos difíciles de la docencia, hallo fuerza en la palabra de Dios y en mi creencia en el potencial de los estudiantes para crecer. El apoyo de mis colegas y la resiliencia de mis estudiantes me dan motivación para perseverar.
¿Cuál es su recuerdo favorito en Dallas ISD?
Uno de los recuerdos que más aprecio de Dallas ISD, particularmente en Irma Rangel donde he dado clases los últimos tres años, es la oportunidad de sumergirme en la dinámica cultura hispana. Pese a que era nuevo en el distrito y estaba pasando por varios desafíos, me dio alegría compartir diversas comidas y tradiciones culturales con mis estudiantes. Son momentos como estos, en que intercambiamos platos auténticos y aprendemos uno de otro, que realmente hacen que ser maestro aquí sea especial para mí.
A lo largo de los años en el distrito, el impacto más significativo para mí ha sido el tener que adaptarme constantemente al sistema educativo, ya que este está en constante evolución. Cada semestre que pasa, me encuentro sumergido en el proceso de aprendizaje y adaptación de nuevas metodologías y prácticas, lo cual ha sido tan retador como enriquecedor.