En el corazón de Pleasant Grove, Juan T., próximo a graduarse de H. Grady Spruce High School, es un ejemplo de la ambición, la determinación y el implacable aprovechamiento de oportunidades.
Dentro de pocas semanas, Juan se graduará como el estudiante número uno de su generación con una beca completa para estudiar en la Universidad de Notre Dame.
“Me siento muy emocionado y un poco nervioso ya que voy a entrar en un lugar completamente nuevo”, dijo Juan. “Me he vuelto más confiado, lo cual creo que me ayudará en mi transición a Notre Dame”.
Junto con sus logros académicos, Juan participó en actividades extracurriculares en que aprendió a ser un líder completo.
En Spruce, Juan fue embajador del Programa de Éxito Académico y miembro de Future Business Leaders of America. Estas experiencias lo llevaron a perfeccionar sus habilidades interpersonales y a desarrollar las cualidades necesarias para ser un líder empresarial responsable.
Juan estudiará Negocios y Educación Financiera en Notre Dame con el objetivo de algún día crear riqueza generacional y seguir los pasos de su padre como proveedor de la familia. Para Juan, su sueño de ser dueño de una casa simboliza más que el éxito personal: es una oportunidad para dar un futuro más brillante a las generaciones venideras.
Su éxito no fue por suerte. Es la culminación del esfuerzo, la perseverancia y la orientación de educadores como Traci Smith, consejera en Spruce, que reconocieron las capacidades de Juan en un principio.
Como consejera, Smith recalca la importancia de motivar a los estudiantes a alcanzar su máximo potencial, y animó a Juan con oportunidades únicas para salir de su zona de confort.
“Me alegra que supiera que se merecía esta oportunidad”, dijo Smith.
Juan no duda al momento de reconocer el apoyo de su familia y de sus maestros, quienes han sido sus mentores.
Durante sus estudios secundarios, Juan encontró un mentor en su maestro de ciencias de crédito dual, Anthony Banks.
Cuando Juan tuvo que tomar una decisión durante el proceso de solicitud de admisión, Banks le aconsejó ir a una cena de Notre Dame, donde encontraría la motivación y claridad que le hacían falta para avanzar.
“La cena fue un cambio de aires”, dijo Juan. “En ese nuevo entorno, pude salir de mi zona de confort y hablar con otros estudiantes que asistirán a Notre Dame también”.
Inspirado por las posibilidades ante él, Juan aceptó el desafío con los brazos abiertos, sabiendo que cada paso adelante lo acercaba cada vez más a sus sueños.
El momento en que supo que fue admitido fue surreal para Juan, pues había esperado con ansias la respuesta a su solicitud rodeado de consejeros en una llamada. Cargó una y otra vez la página hasta que la noticia al fin apareció.
Recuerda el momento en que gritó de la emoción y se sintió muy querido por el apoyo de sus consejeros, quienes también daban gritos en el teléfono. Colgó y corrió por la casa compartiendo la noticia que cambiaría su vida con cada miembro de su familia, sabiendo que su éxito inspiraría a sus hermanas menores a alcanzar sus propios sueños.
Juan dijo: “Es un gran alivio haber llegado tan lejos. Pero lo que de verdad me emocionó fue la reacción de mis consejeros universitarios que me apoyaron tanto en el camino”.
Juan esperó hasta el día siguiente para contarle a Banks y ver su expresión de orgullo y emoción.
En cuanto Juan se prepara para dejar su huella en la histórica universidad, su trayectoria sirve de inspiración para cualquier estudiante y de recordatorio de que, con esfuerzo, dedicación y confianza en uno mismo, todo es posible.
A sus compañeros, Juan ofrece un mensaje sencillo, pero poderoso:
“Está bien fracasar de vez en cuando porque un fracaso puede terminar convirtiéndose en un éxito”.
Gracias a las oportunidades en Spruce, Juan está listo para abrir paso a sus oportunidades en Notre Dame.