Desde que Dallas ISD la reclutó en Filipinas hace 27 años, Estrellita Perez Richter, maestra del programa de estudiantes talentosos y dotados de Julius Dorsey Leadership Academy, ha hecho del distrito su hogar.
Perez Richter vino a Estados Unidos en 1995 para ser maestra como parte de los esfuerzos de reclutamiento del distrito a nivel mundial de maestros experimentados para combatir la escasez de docentes de ese entonces. Antes de venir a Dallas, había ejercido en Filipinas desde 1978 como maestra de inglés como segundo idioma a refugiados chinos de cinco a 60 años de edad.
Ya que el inglés es un idioma importante en Filipinas, Perez Richter ya lo hablaba con fluidez, pero aun así, no fue fácil migrar a Estados Unidos. Como muchos inmigrantes, se enfrentó a ciertos desafíos, como la sensación de soledad, pero pudo hacer una conexión con sus estudiantes y sus familias. De hecho, los considera parte de su familia extendida.
“Una de las razones por las que veo a mis estudiantes y sus familias como parte de mi familia es que no tengo hijos”, dijo. “Les digo que los quiero mucho y que quiero que tomen buenas decisiones para que sean exitosos”.
Aunque Perez Richter tiene un sentido de pertenencia en la comunidad de Pleasant Grove donde está Dorsey, nunca olvidó sus raíces.
“Me da orgullo ser asiática porque Asia representa a tantos pueblos, como el chino, el vietnamita, el japonés, y muchos más”, dijo. “Me gusta mi tez morena y mi hermoso país de playas con agua azul, comida rica y personas muy hospitalarias con los visitantes”.
Como muchos filipinos, Perez Richter dice que viene de una cultura mixta con influencias de China, España, Malasia y otros países que han sido parte de la historia de Filipinas, desde la gastronomía hasta la lengua. Se relaciona fácilmente con las familias de sus estudiantes, la mayoría de las cuales hablan español, porque algunos idiomas que se hablan en Filipinas tienen palabras que se parecen al español, como sapato (“zapato”) y mesa. Aunque varíe la ortografía, el significado es igual, dice Perez Richter.
Más allá de tener ciertos aspectos en común con sus estudiantes en cuanto al idioma y la cultura, le encanta ayudarlos a alcanzar su máximo potencial.
“El programa de estudiantes talentosos y dotados no tiene límites, tampoco la enseñanza”, dijo. “Si bien seguimos el plan de estudios, puedo ir más allá, y puedo ser flexible según las necesidades del estudiante, porque cada uno es diferente”.
Perez Richter afirma que su éxito se debe a su educación en Filipinas y quiere que la educación abra puertas para sus estudiantes, como lo hizo para ella.
Es la segunda de ocho hermanos, y considera que la educación es la clave para que uno pueda cambiar el rumbo de su vida.
“No estaría en los Estados Unidos si no fuera por la educación que me esforcé por obtener”, dijo. “Quiero que mis estudiantes tengan oportunidades en abundancia. Enseño basándome en mis experiencias, y las comparto con los estudiantes en el salón de clases”.
Jacinto Cabrera, director de Dorsey, agradece que Perez Richter comparta sus cuantiosos conocimientos con los estudiantes.
“Los años que ha prestado servicio con dedicación a la educación van más allá del salón y alcanzan a los padres, la comunidad y a otros educadores, y eso me parece realmente increíble”, dijo Cabrera.