Omar Cortez ha sido clave en la transformación del programa de robótica de los últimos tres años en School for the Talented and Gifted in Pleasant Grove. Dijo que durante su primer año, estaba tan emocionado por empezar a competir que se apuntó a una competencia de robótica antes siquiera de que hubiera equipo.
Seis estudiantes interesados se unieron al club de robótica en ese entonces, y ahora, Cortez enseña robótica a todo sexto grado y orienta a 40 estudiantes de cinco equipos en secundaria y primaria junto con tres otros maestros y entrenadores motivados. A la par de Julián Beltrán, Brittney Fletcher y Alba Ramírez, Cortez ha trabajado para hacer crecer los equipos, y juntos han tenido mucho éxito.
“El interés en robótica en nuestra escuela ha crecido milagrosamente”, dijo Cortez. “Ha sido un sueño, y Dallas ISD me ha apoyado siempre que lo necesité. Queríamos robots, y nos dieron robots: uno para cada tres estudiantes en mi salón. Les encanta a ellos tanto como a mí. Ha sido muy divertido”.
Dominar la robótica no solo se trata de saber construir y programar. Cortez también ayuda a sus estudiantes a desarrollar habilidades de liderazgo y oratoria, y dijo que ha sido “increíble” verlos volverse más seguros de sí mismos.
Un estudiante callado y nervioso se unió al club de robótica de Cortez en sexto grado porque quería conducir un robot en competencias, un rol que dice Cortez que viene con mucha presión. En la primera competencia, el estudiante se puso tan nervioso que no creía poder hacerlo, pero Cortez lo animó para que persistiera y creyera en sí mismo, y el estudiante, quien todavía está en el equipo de robótica ahora en octavo grado, prosperó.
Cortez supo hace poco que su esfuerzo y dedicación lo ayudaron a alcanzar el nivel de maestro distinguido. Atribuye este éxito al rápido crecimiento del programa de robótica de la escuela, a la pasión de los estudiantes y a la incorporación del aspecto competitivo en su enseñanza.
Las unidades de robótica siempre terminan con un examen, y Cortez dijo que le gusta convertirlos en competencias, como fútbol con robots, donde sus estudiantes ganan premios como ositos de goma. Se emocionan tanto los estudiantes para los exámenes que Cortez dijo que algunos incluso vienen a su salón a la hora del almuerzo para trabajar en sus proyectos.
“Les encargaría a los demás maestros divertirse y tratar de hacer desafíos en su salón”, dijo Cortez. “Una vez que empecé a hacer eso a mi manera, alcancé mis mayores éxitos, no solo para ser maestro distinguido, sino también con los estudiantes, porque ahora tengo estudiantes activos que quieren hacer esto”.