Scott Davison, maestro de inglés en Booker T. Washington High School for the Performing and Visual Arts que se prepara para empezar su 50º año como maestro en el otoño, recuerda la riqueza de conocimientos, experiencias e historias fascinantes que ha adquirido durante su carrera y que la educación no siempre fue su primera opción.
De hecho, dice que “llegó a ella de un tropezón”.
Creció en Oak Cliff y desde muy joven se interesó por las artes. A los 6 años se convirtió en actor infantil, pero nunca se limitó a una sola disciplina, sino que también bailó, cantó, tocó numerosos instrumentos musicales y fue deportista. A los 16 años se inscribió en la Universidad de Dallas para estudiar artes visuales. A los 20 años, aceptó su primer trabajo como profesor en el Centro de Escritores de la Universidad del Sur de Mississippi. En ese centro por primera vez conoció a los estudiantes que despertaron su pasión por la educación.
“Seguían los pasos, pero no tenían curiosidad intelectual, y su imaginación estaba destrozada”, dijo Davison. “Me pregunté: ¿Por dónde empieza este proceso de falta de curiosidad? ¿Dónde puedo marcar la diferencia?”. Me pareció que en la preparatoria era donde sucedía más en profundidad. También era donde podía cambiar las cosas antes de que fuera demasiado tarde”.
Así que cuando Davison recibió una carta de Paul Baker, el director fundador de la escuela de artes magnet de Dallas, pidiéndole que se uniera al equipo y que se encargara de difundir la filosofía de la escuela de “imaginación única y creativa”, dejó atrás una beca para la prestigiosa conferencia de escritores Bread Loaf y aceptó. Esto fue a finales de los años setenta, y Davison aún recuerda que ayudó a seleccionar a la mascota Pegaso de la escuela y que creó cuidadosamente el primer anuario en su tiempo libre con la ayuda de una máquina de escribir, un mimeógrafo y algunos estudiantes como voluntarios.
“Teníamos que escribir el nombre de cada estudiante y luego recortarlo a mano”, dijo. “Luego teníamos que tomar cada foto y pegarla físicamente en la página. Si te equivocabas, te equivocabas, y tenías que tacharlo o hacerlo de nuevo. Era mucho trabajo”.
Durante más de una década contribuyó a mejorar la escuela, enseñando varias materias, desde la escritura creativa hasta la oratoria, y apoyando a los clubes de filosofía y a las publicaciones de los estudiantes. También coescribió dos musicales originales que se estrenaron mundialmente en la escuela en sus inicios. Con el tiempo, decidió mudarse a Los Ángeles, California, para trabajar en Hollywood como director, dramaturgo, escritor fantasma y maestro, primero en una escuela de artes en Santa Mónica y luego en una escuela judía ortodoxa cerca de Westwood.
Algunos de sus estudiantes allí fueron Emily y Zooey Deschanel, Kate Hudson y Max Brooks, el autor del bestseller “World War Z”. En las conferencias de padres, se reunía con celebridades como Goldie Hawn, Kurt Russell, Jackson Browne, Mel Brooks y Anne Bancroft. Según Davison, era un “lugar interesante”, pero su familia lo trajo de vuelta a casa, a Dallas, en 1998, a David W. Carter High School, donde trabajó un año hasta que se abrió un puesto al año siguiente en la escuela de artes donde trabaja hasta el día de hoy.
Aunque no conozca a tantas celebridades como maestro en Dallas ISD, su pasión por transformar la vida de los estudiantes ha hecho que Davison vuelva al salón de clases año tras año.
“Pude haber estudiado diferentes carreras, pero enseñar siempre me pareció la más importante”, dijo Davison. “Admitimos a alumnos de todos los orígenes y niveles, y en cuatro años, transformamos su vida”.
Poder de permanencia
Durante sus 49 años de enseñanza, Davison ha atravesado por numerosos altibajos, y ha encontrado dos sistemas de apoyo que le han ayudado a superar los momentos difíciles. El primero es mantenerse en contacto con sus antiguos alumnos y escuchar cómo su enseñanza cambió su vida. Dirige dos páginas de Facebook de exalumnos en las que publica los logros de cada uno de ellos. Además, se mantiene en contacto con antiguos alumnos como la cantante de blues y soul Erykah Badu, ganadora de un Grammy, y Edie Brickell, entre otros.
El segundo sistema es su devoción por renovarse cada verano. Esto lo consigue viajando y participando en proyectos creativos como la escritura y traducción de poesía italiana y sueca, lo que le ayuda a renovarse y motivarse para el próximo año escolar.
“Cada clase es un nuevo reto con nuevos estudiantes”, dijo. ” Solo porque yo lo haya hecho o haya enseñado antes, para ellos es su primera experiencia, así que tiene que ser fresca, nueva y emocionante”.
Al fin de cuentas, estimular la creatividad de los estudiantes es lo que impulsa a Davison a seguir adelante. Le apasiona llevar su amor por las artes a los estudiantes y encontrar formas innovadoras de hacer que se interesen por la poesía, la literatura y el aprendizaje crítico. Aunque la enseñanza no siempre ha sido fácil para Davison, ha sido una experiencia enriquecedora.
“Cuando era niño, fui a la escuela católica por un par de años, y tengo un sentido muy fuerte de servicio”, dijo. ” Cuando llegué a la preparatoria, sentí que ahí era donde podía marcar una verdadera diferencia y hacer brillar las luces de los estudiantes. Me pude haber retirado hace varios años, sin embargo, no quiero perder tiempo con los estudiantes.”