Paolaenid Rodney-Hernández ha planeado estudiar neurociencia desde noveno grado, y no ha dejado ir ni una oportunidad académica o deportiva que se le han presentado a lo largo de los años.
La estudiante se graduará este año del programa E-TECH de Hillcrest High School habiendo completado ya dos años de universidad. Empezará en el otoño como estudiante de neurociencia y como miembro oficial de las Power Dancers de la Universidad de Texas en Dallas.
“En total, tengo más de $400,000 en ofertas de becas de las 14 universidades que me admitieron”, dijo Rodney-Hernández. “Mi madre me crió sola y tengo una hermana menor que entrará al 11o grado el próximo año. Elegí UT Dallas porque me ofrecieron el programa que quiero estudiar, además de ayuda financiera y becas”.
En la preparatoria, Rodney-Hernández formó parte del equipo varsity de tenis, fue capitana del equipo femenino de natación y del equipo de aplicaciones de calculadora. Sus compañeros la nombraron secretaria secundaria de la National Honor Society de la escuela y primera teniente del drill team.
Además de su diploma de preparatoria, obtuvo un grado asociado en ciencias de Dallas College Richland Campus y fue admitida a la UT Dallas School of Behavioral and Brain Sciences. La universidad le ofreció aproximadamente $20,000 en becas, y recibió también $10,000 en becas comunitarias.
“Participé en varias organizaciones estudiantiles, aprendí a ser buena compañera con mi equipo de baile, a tener un buen espíritu deportivo con mi equipo de tenis y desafié mis límites con clases de crédito dual difíciles”, dijo Rodney-Hernández. “Desde la primaria, Dallas ISD me ha enseñado a ser disciplinada en varios aspectos de la vida y me ha abierto muchas puertas, por lo cual estoy muy agradecida”.
Dos viajes que le cambiaron la vida
En 2017, la excoordinadora de la academia universitaria de Hillcrest, Alessandra Mercon, nominó a 20 estudiantes, incluyendo a Rodney-Hernández, quien en ese entonces tenía 13 años, para que participaran en la Cumbre Internacional de Líderes Embajadores.
La estudiante de 9o grado fue sorprendida con una carta que la felicitó por ser seleccionada para el programa. Se apuntó para la Cumbre de Medicina y Atención Médica y visitó la Escuela de Medicina de Johns Hopkins University en Baltimore, Maryland, donde estuvo nueve días en un dormitorio universitario.
“Durante un recorrido de la Universidad de Maryland en Baltimore, pude sostener en mis manos un verdadero hueso coxal humano, un fémur y un cerebro”, dijo Rodney-Hernández. “Ya sabía que quería estudiar una carrera en medicina, pero fue en ese momento que supe que quería ser neurocientífica”.
Un año después, le llegó otra sorpresa. Mercon, quien ahora es subdirectora de Woodrow Wilson High School, había vuelto a nominar a Rodney-Hernández a una oportunidad única: fue invitada al Congreso de Futuros Líderes Médicos, que tendría lugar en la Universidad de Harvard.
“Recibí un paquete en el correo que no me esperaba que contenía una carta firmada por el presidente del Congreso de Futuros Líderes Médicos, quien es un premio Nobel”, dijo. “Lloré cuando la recibí porque los mejores estudiantes de todo el mundo que quieren estudiar medicina han participado en este programa. Lloré porque alguien en la escuela realmente creyó en mí y quería que fuera a este programa. Me abrió muchas puertas, como puedo ver ahora”.
La Academia Nacional de Futuros Físicos y Científicos Médicos motiva y orienta a estudiantes que quieren ser físicos, científicos médicos, tecnólogos, ingenieros y matemáticos. Esta institución organiza el Congreso de Futuros Líderes Médicos, una reunión anual de tres días donde son invitados los estudiantes de preparatoria más sobresalientes de todo el país para ser reconocidos y conocer en persona a científicos prestigiosos y a máximos expertos en el campo médico.
“Pudimos ver una transmisión en vivo de un reemplazo parcial de rodilla”, dijo Rodney-Hernández. “Aunque estábamos en Massachusetts, vimos la cirugía que estaba realizándose en Virginia, y pudimos hablar con el cirujano mientras operaba en el quirófano”.
Un amor por la ciencia
Rodney-Hernández nació en Santo Tomás, una de las Islas Vírgenes de EE. UU., y se mudó a San Juan, Puerto Rico, siete días después. Vivió allí hasta los tres años y después se mudó a Dallas-Fort Worth, donde ha residido los últimos 14 años.
Su madre, la Dra. Rosenid H. Badía, trabaja para el Departamento de Bibliotecas y Servicios de Multimedia de Dallas ISD como especialista. En Puerto Rico, era profesora de biología y actualmente imparte clases de medio tiempo en la Universidad Ana G. Méndez.
“Mi madre siempre hacía experimentos de ciencias con nosotros en casa. Ya sea que agregáramos colorante a la leche y una gota de jabón para ver cómo se expandía o hiciéramos pasta de dientes para elefantes en la cocina”, dijo Rodney-Hernández. “Es una gran inspiración y algunos de los grandes recuerdos de mi niñez son de mi madre mostrándonos los experimentos de ciencias que hacía con sus estudiantes”.
Rodney-Hernández asistió a Dan D. Rogers Elementary School y después a Henry W. Longfellow Career Exploration Academy para sexto grado. Se transfirió a George Bannerman Dealey Montessori Academy, y comenzó la preparatoria en Hillcrest High School.
“Ser estudiante en Dallas ISD me reveló muchas cosas que no creo que habría aprendido si hubiera ido a otro distrito escolar”, dijo. “El distrito tiene un gran propósito: asegurar que todos los estudiantes tengan igualdad de acceso a la mejor educación, con maestros que los cuidan y que pueden adaptarse a las distintas capacidades de aprendizaje de cada estudiante. Lo viví en carne propia, y estoy orgullosa de graduarme de Hillcrest High School en Dallas ISD”.