Cuando Christi Canady-Boyd, asistente de terapuerta del habla en Skyline High School, fue diagnosticada con cáncer de mama en 2021, le dio mucha ansiedad hablar con su supervisora.
No sospechaba que la conversación desembocaría en cuatro años de solidaridad y apoyo, pues ahora decenas de estudiantes caminan cada año en el Susan G. Komen Race for the Cure. “Era mi primer año en Skyline, pero la había conocido en [W.H.] Gaston [Middle School]”, dijo Sonja Nix, subdirectora de Skyline High School. “Cuando me lo contó, dejé el rol de supervisora y me puse el de amiga, y le pregunté qué podía hacer para apoyarla”.
Canady-Boyd recibió tratamiento y está bien, pero como Nix creció siempre ayudando a los demás, y es parte de una sororidad que se centra en el servicio al otro, tomó un paso más para apoyar a su amiga y colega en su lucha contra esta enfermedad que afecta a una de cada cuatro mujeres en Estados Unidos.
Nix juntó a un equipo de la escuela para el evento Race for the Cure de ese año y animó a que participaran los equipos deportivos de la escuela también. Varios lo hicieron, además del “drill team”, quienes pausaban cada cierto tiempo a lo largo de la ruta para hacer una rutina y animar a los demás participantes. El primer año, el equipo de Skyline contó con unos 150 participantes y recaudó $1500.
Para Nix, lograr la participación de los estudiantes fue importante porque a menudo la gente vive su vida a diario sin saber lo que está pasando en la vida de los demás.
El cáncer de seno afecta a todos hasta cierto nivel, y la carrera enseña a los estudiantes, y a los adultos, a tener empatía.
“No se dan muchas oportunidades de llegarle al corazón a alguien más”, dijo Nix. “Esto les permite dejar de lado sus problemas y ver de qué manera pueden dejar huella en una vida ajena”.
El segundo año los participantes fueron aún más. El equipo contó con unas 250 personas, lo que incluyó el equipo de básquetbol masculino. La organización inclusive pidió que el “drill team” volviera para hacer más rutinas. Hubo personas que donaron cinco dólares para que los caminantes llevaran camisetas con el nombre de un ser querido que fue diagnosticado con la enfermedad. El equipo recaudó $2500 para la Susan G. Komen Foundation, la cual provee apoyo a aquellos diagnosticados con cáncer de mama y financia estudios para hallar tratamientos y, algún día, una cura.
“Estoy agradecida de tener a alguien en mi vida como la Sra. Nox”, dijo Canady-Boyd. “Me siento bien porque ha impactado a tantos, cambiado tantas vidas, porque todos tenemos un propósito. Me parece que pasar por esto es cumplir con el propósito que tiene para mí el Señor Todopoderoso”.
Latronda Williams, asistente de maestra de educación especial en Skyline, también está organizando una caminata, llamada “More than Pink”, el 26 de octubre en la escuela para aquellos que no pudieron ir a la Susan G. Komen Race for the Cure. Los fondos recaudados en ese evento también se destinarán a la Komen Foundation.
Williams cree que es importante que los estudiantes y el personal que no pudieron ir al evento en Plano tengan la oportunidad de “servir y ser una joya en su comunidad. De decir: ‘No los conozco, pero puedo caminar con ellos en esta lucha'”.
Las mujeres de Skyline esperan que el legado de empatía que iniciaron para apoyar a su amiga y colega eche raíces y continúe por muchos años en Skyline y dondequiera que vayan los estudiantes después de graduarse.
“Soy exalumna de Skyline y bailé en el ‘drill team’, así que esto resuena en lo más profundo de mí”, dijo Canady-Boyd. “Verdaderamente estoy de maravilla por todo el apoyo. En el departamento de educación especial de Skyline, somos como una familia. Todos me dieron mucho apoyo. Sentí su cariño en el trabajo, en casa, como familia. Me ayudó mucho a sobrellevarlo todo”.