En una de las escuelas de Dallas ISD, levantar la mano en clase para pedir un pase quedó en el pasado.
En Robert T. Hill Middle School, bajo el liderazgo de la directora Candice Ruiz, el compromiso con la innovación ha hecho de la escuela un lugar de aprendizaje más seguro y enfocado.
“Se deben tomar riesgos para obtener resultados diferentes. Así que tomamos un riesgo”, dijo Ruiz.
Esta mentalidad la llevó a encontrar maneras de utilizar tecnología de punta para aumentar la seguridad, la atención de los estudiantes y de devolverles tiempo de enseñanza a los maestros.
EHall Pass, una alternativa digital para los pases físicos tradicionales, es una herramienta esencial en ese esfuerzo.
Ahora, los estudiantes podrán pedir permiso para salir de clase sin interrumpir la lección con tan solo unos clics en su Chromebook.
La idea de dejar los pases tradicionales la comentó el subdirector David McDaniel a la directora Ruiz. Aunque la escuela ya tenía un sistema, McDaniel ofreció una solución para los desafíos que presentaban los pases físicos.
“Los pases físicos se pierden mucho y toma mucho tiempo anotarlos”, dijo McDaniel. “Los estudiantes se los llevaban al baño y los perdían”.
El uso del EHall Pass no solo se ha convertido en un proceso más eficaz, sino también esencial para la estrategia escolar de aumentar la seguridad.
“Sabemos dónde están los estudiantes en todo momento”, dijo Ruiz. “Nos permite supervisar el movimiento de los estudiantes dentro del edificio y limitar el número de estudiantes que están en el pasillo en un momento dado”.
Al restringir los pases, los maestros pueden prevenir que algunos estudiantes se encuentren en los pasillos, lo que sería una solución singular para el problema del acoso escolar en áreas sin supervisión como los baños.
La escuela también ha puesto en práctica el uso de unos bolsillos para teléfonos, los cuales previenen las interrupciones causadas por los sonidos o timbres del celular. Esto reduce aún más las interrupciones a la enseñanza en el salón.
Al comenzar cada día, los estudiantes colocan su teléfono en un bolsillo que llevan consigo hasta la hora de la salida, lo cual garantiza que no haya ninguna distracción en clase.
“Si un estudiante no aprende porque está distraído, es un problema. El tiempo del maestro es valioso y no queremos que la enseñanza se detenga por causa de un celular”, dijo Ruiz.