Yaritza E. recuerda que cuando supo que estaba embarazada en 10.º grado y tuvo que dejar North Dallas High School por un año para cuidar a su bebé, la mayoría pensó que nunca regresaría para graduarse.
El 18 de mayo les mostró que estaban equivocados cuando cruzó el escenario para recibir su diploma de preparatoria.
“Muchas personas pensaron que no iba a regresar”, dijo, secándose las lágrimas. “Les mostré que estaban equivocados. No es fácil ser mamá adolescente, pero lo hice porque quería darles una mejor vida a mi hijo y a mi mamá”.
Yaritza asistirá a Texas Women’s University en el otoño para estudiar enfermería. Eligió esa universidad porque tiene un programa que se adapta a los estudiantes con hijos. También ofrecen servicio de guardería gratis.
Originalmente, Yaritza soñaba con ser maestra, pero sus experiencias con el embarazo y con su hijo la pusieron en otro camino. Trabajará igualmente con niños, pero como enfermera pediatra.
“Vi como las enfermeras trabajaron con Mateo y lo ayudaron”, dijo. “Siempre me ha gustado ayudar a los niños. Quiero ayudar a muchas personas, e ir a la universidad me dará esa oportunidad”.
Cuando en Children’s Hospital se enteraron de los planes de Yaritza, le ofrecieron pagar sus estudios y le dieron un trabajo en el hospital mientras completa su licenciatura.
No fue un camino fácil hacia la graduación para la adolescente, quien hoy tiene 18 años. Su hijo Mateo nació prematuro y pasó por terapias significativas para superar algunos problemas de desarrollo. Posponer sus estudios para cuidarlo tenía sentido, dijo Yaritza.
Cuando regresó a la escuela este año, asistió a clases como estudiante regular y se puso al día gracias al programa de reconexión de la escuela, el cual permite a los estudiantes obtener créditos de forma más rápida. Yaritza obtuvo sus créditos de grado 11 y 12 durante un solo año para poder graduarse.
Tuvo que renunciar a muchas cosas —sóftbol, salidas con amigos, actividades extracurriculares— pero dijo que valió la pena. Su pareja, quien se graduó el año pasado, cuidó del bebé durante el día mientras ella iba a la escuela. Sus madres también ayudaron. Yaritza a menudo estudiaba en la escuela y luego regresaba a casa a ver a su bebé.
Su consejo para los demás estudiantes que estén pasando por dificultades es que “fijen sus metas, busquen ayuda porque la gente quiere ayudar, y acepten la ayuda que les ofrezcan”.
Yaritza dijo que no lo logró todo sola y está agradecida por el apoyo de su familia, el personal escolar y los programas de madres adolescentes en los que pudo participar.
“Al principio me sentía muy sola”, dijo. “Pero luego vi que había muchas personas que querían ayudar. Hay muchas personas que están orgullosas de mí. Yo estoy orgullosa. Siento que ser mamá adolescente me hizo ser quien soy el día de hoy”.