De estudiante de inglés a director, David Lee no olvida sus dos culturas

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David Lee, director de Héctor García Middle School, ha sido educador en Dallas ISD por la mayoría de su carrera profesional. En un distrito en el que los estadounidenses de origen asiático componen el 2.18% del personal y 1.11% de la población estudiantil, Lee sabe lo que es establecer estándares y lo que es vivir en espacios en los que la mayoría no se parece a uno.   

Nació en Seúl, Corea del Sur, emigró a Estados Unidos con sus padres y hermano menor y radicaron en el área de Dallas cuando tenía dos años. Desde temprana edad, Lee se percató de que era parte de una minoría en todos los aspectos de su vida y en la escuela. Al correr de los años, intentó integrarse a la sociedad estadounidense, lo cual lo llevó a sentirse avergonzado de ser ‘diferente’.

En sus años de formación, Lee se enfrentó a obstáculos como los estereotipos y el racismo. Conforme creció, empezó a apreciar y sentir orgullo por la cultura y herencia coreana. Como firme creyente en el crisol de culturas de Estados Unidos, comenzó a sentirse orgulloso de identificarse como coreano y estadounidense.

“He viajado por todo el mundo, a 13 países y cuando conozco diferentes culturas, me doy cuenta de que somos más parecidos que diferentes. Me gusta descubrir la cultura y particularmente la gastronomía de cada país”, dijo Lee. “Cada país tiene su platillo insignia, pero solo se necesita salir de la zona de confort para probarlo. ¡Imagina vivir el resto de tu vida sin probar la excelente comida que ofrece todo un país! Es muy importante respetar nuestras diferencias”, dijo Lee. “He visto que hay una tendencia de que la gente agrupa la cultura coreana con otras culturas del Lejano Oriente, pero cada una es diferente. Decir que la cultura coreana es lo mismo que la cultura japonesa o china es como decir que la italiana es lo mismo que la francesa porque los dos países están en Europa”. 

“Uno de los puntos a destacar de la cultura coreana es el idioma”, dice Lee. “De hecho, es bastante fácil de aprender a leer, escribir y hablar en coreano”. Señala que los autores Edwin O. Reischauer y John K. Fairbank de Harvard escribieron en su libro, East Asia: The Great Tradition, que el hangul, el alfabeto coreano, “es quizás el sistema de escritura más científico en uso general en cualquier país”.

“Así que la próxima vez que conozcan a una persona coreana, intenten saludar diciendo ‘an-nyeong-ha-se-yo’”, dijo Lee. 

Los padres de Lee se aseguraron de que él y su hermano no olvidaran su cultura, aunque vivieran en un país nuevo y diferente. “Se aseguraron de que no olvidara mi idioma natal. Y, la parte de la cultura coreana que tuvo la mayor influencia en mí fue la comida. La comida coreana es única porque tiene varias guarniciones como un bol de arroz o una sopa y varias carnes como pescado, cerdo y res. También, recuerdo que en ocasiones especiales como las celebraciones del Año Nuevo Lunar, usaba un traje típico llamado hanbok.”

Siguiendo el ejemplo de sus padres, Lee se ha asegurado de que sus hijas aprendan y celebren su cultura al tomar clases de coreano los sábados para que sean bilingües y se sientan orgullosas de sus dos culturas.

En la búsqueda por su identidad, hubo grandes personas que le ayudaron a descubrir el hombre en el que se convertiría. Los primeros fueron sus padres.  

Lee está sumamente orgulloso de su padre, ingeniero civil, y su madre, ama de casa, quienes dejaron Corea para emigrar a Estados Unidos a principios de los 80, sin saber inglés y superando dificultades a las que él nunca se tendrá que enfrentar. Para sobrevivir en un país en el que no se podían comunicar debido a la barrera del idioma, ambos trabajaron como conserjes en oficinas. Sus padres continuamente hicieron hincapié en la importancia de una buena educación y le inculcaron que el aprendizaje es una prioridad junto con el trabajo, la determinación y la perseverancia.

Además, Lee dice que tuvo maestros increíbles que creyeron en él y lo apoyaron. Comenzó como estudiante de ESL en la escuela primaria, aprendiendo a leer y comprender la cultura estadounidense, progresó hasta tomar clases de honores en la secundaria y finalmente clases de crédito dual y AP en la preparatoria. El amor de sus padres y el apoyo de sus maestros lo guiaron a recibir la Presidential Scholarship para asistir a Baylor University. 

Graduarse de Baylor le brindó la oportunidad de dar los primeros pasos hacia su pasión de ser maestro, que nació cuando era tutor en la preparatoria, dirigía estudios bíblicos y ayudaba como voluntario en las escuelas.

Lee se abocó a su vocación y decidió dar el salto para ser un maestro de verdad al enseñar en un colegio internacional en Corea del Sur. A su parecer, ¿qué mejor manera de hacer lo que le gusta y aprender más sobre su cultura? Tras pasar varios años allá, Lee supo que había llegado la hora de volver a casa y tomó la siguiente gran oportunidad que se le presentó: ser maestro de ciencias en Dallas ISD.  

Su éxito como maestro de ciencias por cuatro años en Roosevelt High School lo llevaron a que el director lo animara a que buscara más roles de liderazgo. Aunque estaba indeciso sobre si hacerlo por lo mucho que le gustaba dar clase, el director le ayudó a despejar sus dudas. “Como maestro uno solo puede responder por el éxito de los estudiantes en su clase, pero como líder escolar, uno forma una parte importante del éxito de toda la escuela”, agregó Lee.

Lee entonces comenzó su nueva trayectoria profesional, al pasar de ser un coach de instrucción en Roosevelt High School a coordinador de subvenciones en New Tech High School, para luego ser subdirector de Kimball High School, y finalmente director de Héctor P. García Middle School. 

La valentía y tenacidad de sus padres al emigrar a un país nuevo y no solo sobrevivir, sino prosperar en un nuevo lugar lo hicieron más empático hacia los estudiantes que aprenden un segundo idioma, primero como maestro de ciencias y ahora como administrador. 

Para Lee es un honor ser el director de Héctor P. García Middle School: “Cuando veo a los estudiantes, me veo a mí mismo en cada uno de ellos. El estar en clases de inglés (ESL) no te limitará en tu habilidad de lograr el éxito. Yo trato de darles a todos los estudiantes una visión de lo que pueden lograr, una visión de lo que pueden llegar a ser si se esfuerzan. Quiero que crean en el potencial que yo veo en cada uno de ellos”.

 

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