Maestros de Molina High School y cómics japoneses ayudan a estudiante con dislexia a superar dificultades de aprendizaje

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El apoyo de su madre, un equipo de maestros y entrenadores y un ninja de una franquicia de anime inspiraron a un estudiante con dislexia a mejorar sus habilidades de lectura, ser un deportista ejemplar y vencer las consecuencias emocionales de una crisis doméstica.

Pese a que vivió en conflicto doméstico mientras cursaba 10o grado, Arza Brown nunca perdió de vista sus metas personales y se graduó de Moisés E. Molina High School en 2021 luego de recibir una beca prestigiosa para estudiar en West Texas A&M University.

“Yo no estaba bien y no sabía qué hacer. Mis entrenadores y mis maestros notaron que estaba pasando por un mal momento y me ayudaron a superarlo”, dijo Brown sobre los problemas domésticos que vivió. “Mi esfuerzo me ayudó a sobrellevar y luchar en esa situación estresante y a acercarme más a mi equipo”.

Brown batalla con la dislexia desde que era niño, pero siempre ha podido contar con el apoyo de su madre. Ella lo sentaba a practicar el alfabeto a menudo y le leía libros del Dr. Seuss. Cuando empezó la secundaria, contrató a un maestro particular especializado en enseñar a estudiantes con dislexia.

“Aunque siempre fueran palabras en inglés las que veía, me parecían chino”, dijo. “Incluso batallaba para leer palabras cortas, como ‘anger’. En mi mente la veía como la palabra más larga del mundo”.

Cuando Brown empezó noveno grado, su maestro particular empezó a trabajar de la mano con los educadores de Molina High School para ayudarlo a mejorar en lectura y escritura. Llegaba a la clase de Inglés temprano y sus maestros le daban el material del día. Practicaba leer antes y después de clases para que cuando tuviera que leer frente a la clase, lo pudiera hacer sin dificultades.

Sus maestros le daban literatura que le gustaba y leía unos cuantos párrafos con ellos. Le gustaban tanto las historias que las terminaba en su tiempo libre.

“Parábamos en algún punto, y yo me quedaba con las ganas de saber lo que pasaría después, así que me llevaba el libro a casa para seguir leyendo”, dijo Brown. “Con el tiempo, cuanto más le seguía, más barreras derrumbaba. Mi último año, pude pararme frente a mis compañeros y leer en voz alta y orgulloso, sin titubear ni nada”.

Un amor por la lectura pese a las circunstancias

Como muchos personajes en el anime, las series animadas producidas comúnmente en Japón, Brown es un joven que se conoció a sí mismo y alcanzó su máximo potencial pese a las adversidades.

Brown es un fan del anime desde que iba en secundaria, y fue miembro del club de anime en Molina. Si bien disfruta ver programas como Naruto y Demon Slayer, su vida cambió cuando descubrió el manga, lo cual son los cómics y novelas gráficas en que se basan los dibujos animados.

“Empecé a leer manga antes de leer cualquier otra cosa”, dijo. “Era muy fan de Naruto cuando iba en secundaria. Una vez, visité una librería muy grande y vi un letrero que decía Sección Anime/Manga. Pensé que iban a ser DVD, pero me di cuenta de que Naruto tiene una serie larguísima de libros. Vi cuántos libros había y pensé: ‘No sé leer, pero estoy interesado y voy a intentarlo”.

Desde entonces, ha leído un sinnúmero de tomos de Death Note, Naruto, Black Clover y Fire Force. Una vez que encontró el manga, aquella actividad que le solía parecer imposible se volvió en pasatiempo y en una manera de mejorar sus habilidades.

“Sentí que era como un libro mágico porque empecé sin poder leer, y luego pude leer esos libros con toda facilidad”, dijo Brown. “A veces me pasa que leo de derecha a izquierda, pero como los cómics de manga ya vienen en esa dirección, me fueron mucho más fáciles de leer. Pude terminar las páginas más rápido porque los dibujos me daban contexto para entender lo que estaba leyendo”.

Sus logros deportivos

Luego de mejorar sus habilidades de lectura y escritura, Brown se fijó unas metas deportivas. En 10o grado, se unió al equipo de lucha y jugó fútbol americano como tacleador ofensivo y defensivo. Por tres años, fue uno de los jugadores con que iniciaban los partidos. El equipo de fútbol americano mejoró y ganó más juegos cada año que jugó Brown. De igual manera, en lucha, calificó para competir en las regionales en 11o grado y se posicionó en sexto lugar durante el Torneo Estatal de UIL en 12o grado.

Recuerda que un día, en la sala de pesas, al segundo intento, levantó 315 libras en el press de banca sin ayuda de un observador. “¡Todos empezaron a celebrar! El entrenador Mills me dio una mirada de ‘bien hecho’, y todos estuvieron muy felices por mí. Ese fue mi momento más orgulloso en la preparatoria”.

En el otoño, Brown empezará su primer semestre en West Texas A&M University, donde jugará fútbol. Estudiará negocios y será el primero en su familia en asistir a la universidad, junto con su hermana.

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