Enfermera bilingüe de Dallas ISD ayuda a familias del distrito a superar el covid-19

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Aunque la enfermera registrada Verónica De La Torres dejó atrás los días en que asistía a cirujanos en el quirófano, este verano, siguió ayudando a salvar vidas en Dallas.

De La Torres ha trabajado incansablemente, tanto en su enfermería en Young Women’s STEAM Academy (YWSA) como en Methodist Hospital, para asegurar que los estudiantes, sus familias y los pacientes superaran al covid-19.

YWSA es una secundaria exclusiva para mujeres que también cuenta con unidades de educación especial, incluyendo un salón de Actividades de la Vida Diaria (ADL). Las unidades ADL están diseñadas para estudiantes que presentan rezagos cognitivos significativos y que también podrían presentar discapacidades físicas de distintos niveles. Una de las funciones de la enfermera De La Torres es ver que estén bien los estudiantes en los salones ADL todos los días y ayudarlos cuando necesiten la administración de un medicamento.

Cuando las escuelas cerraron inesperadamente en marzo debido al covid-19, De La Torres decidió continuar sus funciones por teléfono y llamó a los estudiantes y familias para saber cómo estaban. En Methodist Hospital, se le asignó la responsabilidad de ayudar a los médicos y a los pacientes que padecían el covid-19.

“¡Todos conocemos a la enfermera De La Torres porque siempre da datos sensatos sobre la salud!”, dijo Gabrelle Dickson, directora de YWSA. “En estos tiempos, sus conocimientos han sido un gran recurso y consuelo, sobre todo para el personal que sigue priorizando la salud y seguridad en esta nueva normalidad”.

De La Torres trabajó como enfermera de tiempo completo en el laboratorio de cateterismo cardíaco de Parkland Hospital antes de unirse a Dallas ISD en 2016. Acababa de ayudar en una cirugía cuando un reclutador del distrito la llamó para citarla para hablar sobre una posible vacante. De La Torres realizó la entrevista, fue contratada inmediatamente y desde entonces, trabaja como enfermera principal en su escuela.

Los fines de semana y algunas noches entre semana, De La Torres trabaja en la unidad de trauma ortopédico y neurológico de Methodist Hospital. Lleva los últimos 10 años tratando heridos de bala, puñaladas y accidentes automovilísticos.

The Hub habló con la enfermera De La Torres sobre su labor dentro y fuera de la escuela durante la pandemia.

Usted decidió llamar a casa de los estudiantes durante el verano. ¿Cómo se convirtieron sus llamadas rutinarias en llamadas que salvaron vidas?

Llamé a cinco estudiantes diferentes cada día, estudiantes que tienen documentadas condiciones médicas. La razón de la conversación era saber qué necesitaban y lo que podía hacer para ayudarlos.

Muchas conversaciones fueron para asegurarme de que los niños que necesitaban medicamentos pudieran contactar a un doctor. Muchos consultorios no estaban aceptando visitas y gran parte de los medicamentos que necesitan los estudiantes requieren de una consulta médica, así que hablé con sus padres para enseñarles a programar una cita virtual o los ayudaba a encontrar otro doctor.

Al poco tiempo, me di cuenta de que teníamos muchos estudiantes cuyos padres se habían enfermado.

Muchas llamadas duraron mucho tiempo: a veces pasaba 45 minutos o una hora en una sola llamada, y hablaba con cada miembro de la familia sobre sus preocupaciones. En muchos casos, los padres iban al hospital y daban positivo al covid-19, pero, desafortunadamente, eran regresados a casa sin haber recibido tratamiento. Quizá cuando les hicieron la prueba, sus síntomas no eran tan graves, pero de repente se les dificultaba respirar. Luego, los padres se enfermaban más y más; las madres se enfermaban más y más, y los niños estaban muy preocupados.

Al hacer estas llamadas, ayudé a que llevaran a los padres y a sus hijos a los hospitales.

Lo importante para mí era asegurarme de que los niños y sus familias estuvieran protegidos y ayudarles a conseguir esa protección. Si un niño está preocupado por su familia, no va a rendir bien en la escuela, estará distraído y no dormirá lo suficiente. Queremos proteger a cuantos podamos.

¿Cómo fue para usted tratar a las personas con covid-19 durante la pandemia?

Ahí estaba antes del covid-19 y cuando empezó. [En Methodist], ayudé a abrir una unidad separada de covid-19.

Fue un momento muy difícil para mucha gente. Todos le tenían mucho miedo al virus. Al principio, nadie sabía con certeza cómo se contagiaba, no había manera definitiva de tratarlo y la gente se estaba muriendo. Las pruebas no eran precisas al principio como lo son ahora. Las familias sufrían porque no se permitían visitas. Nadie podía hablar con los pacientes y estaban siendo trasladados rápidamente de la unidad de covid-19 a la unidad de cuidados intensivos.

Mi prioridad era estar con esas familias y tratar de ayudarles a tomar la mejor decisión. Hubo gente que no podía respirar pero querían irse a casa para estar con sus familiares. Había gente que decía: ‘Enfermera, quiero que apunte esto. Esta es mi última voluntad.’ y yo les contestaba: ‘Yo no me voy a dar por vencida. Vale más que usted tampoco se dé por vencido.’

Ayudé con los iPads en las unidades de Covid-19 para que por lo menos pudieran conversar en línea con sus familiares y ver sus caras. No se permitía la entrada a intérpretes en el cuarto y nadie podía traducirles información vital en persona. Se tenía que hacer por teléfono. Muchos de los pacientes no entendían completamente sus opciones.

Para mí fue importante hacer el esfuerzo de ir a todos los cuartos con pacientes hispanohablantes diariamente. Trataba de reunir a la familia y explicarles, ‘Esto es lo que está sucediendo con su madre. Tenemos que ser rápidos. No tenemos mucho tiempo. Tenemos que tomar una decisión rápido para salvarla y mantenerla estable’. Cuando se lo presentas así a la gente, con una sensación de urgencia, se toman decisiones. En realidad se trataba de salvar vidas y asegurarse de que estaban recibiendo un tratamiento de calidad.

¿Cuál es su mensaje a los estudiantes que siguen confundidos por la situación actual?

Primero que nada, no hay que bajar la guardia. Este virus ha enfermado a mucha gente y los médicos y expertos en salud están trabajando duro para mantener a la población sana. Continúen lavándose bien las manos, eviten ir a lugares muy concurridos si es posible y sigan usando una mascarilla en público. Aunque parece que todo está reabriendo sus puertas, aún no lo hemos superado y debemos seguir cumpliendo con las normas de seguridad.

Dicho esto, quiero decirles a los estudiantes que esto pasará, tarde o temprano.

Trato de decirles que disfruten del momento y aprovechen las oportunidades que se les presenten. Si están en casa la mayor parte del día, es un buen momento para ejercitarse, dar un paseo en bicicleta o caminar al perro.

Este es el momento de ir afuera para hacer ejercicio manteniendo el distanciamiento social. El  liberar endorfinas produce una sensación de bienestar.

También, les pregunto a los estudiantes, ‘¿Qué tipo de hobbies tienen? ¿Qué les gusta hacer?’. Y me dicen algunas cosas y yo les digo que es momento de hacerlas. Si algún día pensaron en aprender a cocinar, ¡ahora es definitivamente el momento de hacerlo! ¡Si tienen proyectos que hayan querido realizar, empiécenlos! Una vez inmersos en eso, se sienten felices porque están logrando una meta.

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